Camino hacia la Igualdad: La Lucha del Movimiento Campesino de Cajibío por un mundo más equitativo
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Hoy 18 de septiembre conmemoramos el Día Internacional de la Igualdad Salarial, una fecha que recalca y celebra todos los esfuerzos realizados para lograr equiparaciones salariales entre mujeres y hombres. En esta fecha exaltamos el trabajo del Movimiento Campesino de Cajibío y su coordinadora, Yeny Maricel Ipia Luligo en pro de mejorar la calidad de vida de su comunidad, especialmente de las mujeres.

Las mujeres enfrentan múltiples desafíos en todo el mundo, uno de ellos tiene que ver con la brecha salarial, que se ubica aproximadamente en un 20%, en promedio las mujeres ganan 77 centavos por cada dólar que ganan los hombres por trabajos de igual valor. Esta disparidad se agudiza aún más para las mujeres con hijos, y la persistencia de desigualdades históricas y estructurales en las relaciones de poder entre los géneros obstaculiza la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres.
Según datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) en Colombia, en un grupo de personas que trabajan 20 horas semanales (equivalente a media jornada) en empleos remunerados, se observa que las mujeres tienen una mayor participación, sin embargo, sus ingresos son significativamente inferiores a los de los hombres, con una brecha salarial del 34,2%. Asimismo, en las zonas urbanas, se presenta una brecha del 11% en los salarios, lo que significa que por cada 100 pesos que gana un hombre, las mujeres ganan solo 89.
La Asociación Movimiento Campesino de Cajibío (MCC) es una organización de base comunitaria que trabaja incansablemente para mejorar la calidad de vida de sus miembros, quienes en un 80% son mujeres. Su enfoque principal radica en fortalecer la economía campesina mediante la producción, transformación y comercialización de productos agropecuarios, con el objetivo de promover la construcción, defensa y permanencia en el territorio.
MCC es socio del programa ‘Raíces, mujeres sembradoras del cambio’, una iniciativa que se implementa en Cauca, Nariño y Valle del Cauca en un trabajo conjunto entre el Gobierno Nacional, la Agencia de Cooperación Coreana en Colombia (KOICA), ONU Mujeres y UNFPA, y que busca poner el centro las voces de las mujeres rurales y su agenda para el empoderamiento económico en el territorio y así, siembra a siembra, que esa autonomía y empoderamiento económico resulten en garantías laborales salariales para las mujeres que hacen parte del proceso.
El trabajo del Movimiento Campesino parte del reconocimiento de un plan de vida construido en el ámbito comunitario, abordando aspectos clave como cultura e identidad, salud, educación, agroecología, medio ambiente, derechos humanos, fortalecimiento organizativo, territorio, autonomía y autoridad, infraestructura y espiritualidad. A pesar de ser mayoritariamente conformada por mujeres, la asociación reconoce que persisten desigualdades de género en todos estos ámbitos que deben ser abordadas.
Yeny Maricel Ipia Luligo lidera el MCC y es hija de uno de los fundadores de la asociación. Además, es gerenta de la Cooperativa Agroecológica y Soberana de los Territorios Campesinos (Coasotec), una iniciativa nacida de la necesidad de comercializar sus productos. Yeny es una de las cientos de mujeres que día a día, con su labor como mujer rural, siembra la semilla del cambio para que el panorama para sus compañeras y el de ella misma sea justo en términos de remuneración, problema que no duda en reconocer tiene aún grandes desafíos:
"Hemos identificado que muchas de las mujeres asociadas realizan un trabajo que no es reconocido ni remunerado, a pesar de que desempeñan roles significativos en liderazgo comunitario, en las Juntas de Acción Comunal, en sus hogares y en iniciativas ambientales y agroecológicas. Otra problemática que estamos abordando es la cuestión de la tenencia de tierras, donde el 50% de las mujeres ha adquirido terrenos propios, pero el resto trabaja en tierras registradas a nombre de sus esposos, lo que genera dificultades al requerir su aprobación para llevar a cabo actividades productivas.
Por eso es muy importante el trabajo que venimos haciendo desde la construcción de planes de acción que dignifiquen el trabajo de la mujer y su familia porque de alguna manera nosotras trabajamos desde el hogar, incluimos a la familia en su conjunto y esto ha ayudado a que las mujeres tomen sus propias decisiones, tengan sus propias iniciativas productivas, y también a que desarrollen sus habilidades e innovación en la cocina tradicional, la medicina tradicional, y sobre todo las prácticas egroecológicas, de las cuales tenemos una mayor conciencia las mujeres que los hombres. Desde el MCC impulsamos los emprendimientos productivos de las mujeres porque si ellas generan sus emprendimientos, pueden generar sus propios recursos, y eso hará que ellas sean más autónomas e independientes. También hemos implementado acciones con los compañeros de las mujeres que participan, les visitamos, les contamos qué estamos haciendo y buscamos que conozcan el proceso para que, en lugar de ser un obstáculo, se vuelvan aliados".
Iniciativas como la del Movimiento Campesino en cabeza de Yeny, contribuyen a lograr un mundo más igualitario; sin embargo, el progreso para reducir la brecha salarial entre hombres y mujeres a nivel mundial aún avanza muy lento. Es por eso, que cada 18 de septiembre se conmemora el Día Internacional de la Igualdad Salarial, una fecha que simboliza los esfuerzos continuos para lograr la igualdad de salarios por trabajos de igual valor. Este esfuerzo se enmarca en el compromiso de las Naciones Unidas con los Derechos Humanos y su rechazo a todas las formas de discriminación, incluyendo la discriminación de género contra las mujeres y las niñas.