Eliminación de la violencia contra las mujeres
La violencia basada en el género constituye una violación a los derechos humanos a la igualdad y la libertad de las mujeres que limita su acceso a recursos y oportunidades de desarrollo. Es una problemática social que se enmarca en un “continuum” que se exacerba en contextos de conflicto armado (y delincuencial)
Está asociada a arraigadas concepciones sobre el significado individual, familiar y social de la masculinidad y la feminidad así como sobre los roles asignados a cada género, por lo que implica un cambio cultural estructural que hace necesario un abordaje multisectorial e interdisciplinario que involucre tanto a las mujeres como a los hombres.
Las violencias basadas en género se presentan en un contexto de desigualdad estructural para las mujeres en cuanto a menores posibilidades de acceso a recursos, autonomía económica y participación en la vida pública, lo que implica un enfoque multidimensional en su atención.
Respecto a la erradicación de la violencia contra las mujeres y las niñas, a pesar de los avances logrados en materia de legislación, de atención y de sanción, las cifras proporcionadas por el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (INMLCF) a 2019, muestran que 976 mujeres fueron asesinadas, de las cuales 112 eran menores de edad. Además, para el 2019 el INMLCF señala que realizó 24.009 exámenes médico-legales a mujeres y niñas víctimas por presunto delito sexual. Adicionalmente, según datos de 2018 de la Fiscalía General de la Nación se investigaron 212 casos de feminicidio. Sobre la violencia sexual en el marco del conflicto, conviene señalar que el Registro Único de Víctimas, con corte al 31 de julio de 2020, muestra que un total de 32,506 personas habían sido víctimas de “delitos contra la libertad y la integridad sexual”, de quienes el 91% son mujeres. Este es el único hecho victimizante con una feminización tan marcada.
Ejemplos de esfuerzos para poner fin a todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas son el Fondo Fiduciario de la ONU para Eliminar la Violencia contra las Mujeres que prestó asistencia a más de 6 millones de personas desde 2019, hasta la iniciativa conjunta Spotlight de la UE y las Naciones Unidas, que constituye la inversión más importante hasta la fecha para erradicar la violencia contra las mujeres y las niñas en todo el mundo, sin olvidar el trabajo que lleva a cabo ONU Mujeres para garantizar ciudades seguras y espacios públicos seguros.
ONU Mujeres trabaja para promover y ayudar a establecer servicios esenciales, imprescindibles para que las mujeres sobrevivan y se recuperen de la violencia sufrida. Los servicios esenciales son aquellos que se necesitan habitualmente para responder a las necesidades de las mujeres y niñas que han sufrido violencia física o sexual y constituyen el conjunto de servicios considerados esenciales para responder a la violencia contra las mujeres y niñas en las áreas de salud, policía y justicia, servicios de asistencia social, y coordinación y gobernanza. Incluyen: teléfonos de atención directa; asistencia médica, incluyendo cuidados posteriores a una violación; asistencia post traumática y derivaciones; refugios y albergues seguros; seguridad y protección policial; y asistencia jurídica y social.
Además, trabajamos al interno de ONU Mujeres y del Sistema de Naciones Unidas en su conjunto para abordar el acoso sexual en nuestros propios lugares de trabajo e impulsar el mensaje de Tolerancia cero común a la campaña UNETE.
ONU Mujeres busca prevenir y eliminar la violencia contra las mujeres en la región lo que implica necesariamente cambios de conducta y actitud entre los niños y los hombres, la sociedad en su conjunto, potenciando las capacidades institucionales y el mejoramiento de políticas que contribuyan a este fin.
El derecho de las mujeres a vivir sin violencia está consagrado en los acuerdos internacionales como la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW), en especial a través de sus recomendaciones generales núm. 12 y 19, de la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer de las Naciones Unidas y la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las Mujeres, de Belém do Pará.
La erradicación de la violencia contra las mujeres contribuye indefectiblemente a sociedades más productivas y con mejores índices de desarrollo, en tanto se disminuyen los enormes costos sociales y económicos que todas las formas de violencia implican para las personas, familias, comunidades y sociedades.
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