Empoderamiento económico

Foto: ONU Mujeres Colombia/Juan Camilo Arias
Foto: ONU Mujeres Colombia/Juan Camilo Arias
Invertir en el empoderamiento económico de las mujeres contribuye directamente a la igualdad de género, la erradicación de la pobreza y el crecimiento económico inclusivo. 

En Colombia, las mujeres y las niñas siguen sufriendo de forma desproporcionada la pobreza, la discriminación y la explotación. La discriminación de género implica que a menudo las mujeres acaban desempeñando trabajos no seguros y mal pagados, y siguen siendo una pequeña minoría en puestos directivos. La discriminación también reduce el acceso a bienes económicos como la tierra y los préstamos y limita su participación en el diseño de políticas sociales y económicas. Otro aspecto a considerar es que el grueso de las tareas domésticas recae en las mujeres, por lo que suelen tener poco tiempo libre para aprovechar oportunidades económicas.

Si bien Colombia es un país de renta media, el 51,6% de pobres en Colombia son mujeres. Adicionalmente las mujeres siguen teniendo peores indicadores que los hombres en aspectos como empleo, desempleo, subempleo, así mismo Habitualmente el trabajo de cuidados al interior de los hogares se ha delegado en las mujeres. Debido a esto: 78% de todos los cuidados no remunerados en los hogares son realizados por las mujeres. 89% de las mujeres proveen cuidados, en comparación con 61% de los hombres. Las mujeres dedican el doble de tiempo que los hombres que cuidan: 7 horas 14 minutos en promedio al día, en contraste con 3 horas 25 minutos que dedican los hombres. Esta división sexual del trabajo de cuidados no remunerado ha propiciado una sobrecarga de trabajo en las mujeres al incorporarse en el mercado laboral. Las mujeres trabajan diariamente un promedio de 14 horas con 49 minutos, y ellos 12 horas con 39 minutos. Las mujeres trabajan en promedio 2 horas con 10 minutos más que los hombres al día. 

Según la PPNEGPM (Política Pública Nacional de Equidad de Género para las mujeres) la presencia femenina en los altos cargos directivos no sobrepasa el 20%, mientras que en las gerencias se eleva a un 40%, para llegar a una relativa paridad en los niveles medios profesionales, y dominar con un 60% los cargos de apoyo y de base.

Empoderar a las mujeres para que participen plenamente en todos los sectores y a todos los niveles de la actividad económica resulta fundamental para construir economías fuertes, establecer sociedades más estables y justas, alcanzar los objetivos de desarrollo, sostenibilidad y derechos humanos acordados internacionalmente y mejorar la calidad de vida de las mujeres y de las sociedades en general.

La visión de ONU Mujeres sobre el empoderamiento económico se sustenta en tres criterios básicos y que se arraigan firmemente en la realización de los derechos económicos de las mujeres: transformación, participación e impacto. Las mujeres han de poder transformar sus propias vidas así como sus comunidades y sociedades y los mercados o actividades económicas en las que participan; han de poder participar en los procesos y espacios que afectan su independencia económica (mercado laboral, mercados de productos y servicios y los eslabonamientos globales de dichos mercados); y han de poder tener impacto dentro de sus hogares, en la comunidad y sobre la legislación y políticas (incluyendo los presupuestos públicos) que afectan su autonomía económica. 

Para ONU Mujeres el empoderamiento económico está relacionado con la eliminación de la violencia contra las mujeres y la participación política dado que estas tres grandes áreas de trabajo que están inter relacionadas.
 

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