La niñez y la juventud global marcan la ruta hacia la COP16: una nueva visión para la biodiversidad
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En un encuentro previo a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Diversidad Biológica COP16, más de 500 adolescentes y jóvenes de distintos países convergieron en Colombia para definir una agenda ambiciosa que busca revolucionar la manera en que el mundo aborda la crisis de la biodiversidad.
El futuro de la biodiversidad tiene nuevos guardianes y guardianas. Durante dos días intensos, el 19 y 20 de octubre, la Cumbre Global de Niñez y Juventud por la Biodiversidad transformó a Colombia en el epicentro del activismo ambiental juvenil, donde las voces emergentes del movimiento climático global demostraron que la preservación del planeta no es solo una preocupación de adultos en trajes formales.
"La juventud siembra futuros pluriétnicos porque ya hay presentes, pero están en riesgo", declaró enfáticamente Xiomara Acevedo, coordinadora de la Red Global de la Juventud por la Diversidad (GYBN), durante la apertura del evento. "En la COP15 logramos cinco objetivos fundamentales, y ahora enfrentamos el desafío crucial de transformarlos en indicadores medibles y acciones concretas", añadió, destacando la evolución del movimiento juvenil en los espacios de decisión global.
La cumbre, que se desarrolló como antesala estratégica a la Conferencia de las Partes sobre diversidad biológica COP16, no fue un simple ejercicio de diálogo. Respaldada por figuras de alto nivel como la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, y el Canciller de Colombia, Luis Gilberto Murillo, la reunión se convirtió en un laboratorio de ideas donde la innovación y el compromiso se fusionaron para crear propuestas tangibles.
LIDERAZGO FEMENINO EN LA PRIMERA LÍNEA
Entre los aspectos más destacados del encuentro, emergió con fuerza el papel fundamental de las mujeres jóvenes en la lucha por la preservación ambiental. Sandra Carabalí Aguilar, una destacada lideresa de la iniciativa Mujeres Cambiando Su Mundo de ONU Mujeres en alianza con Alemania, articuló esta realidad con claridad: "Las mujeres jóvenes no solo estamos discutiendo el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, estamos implementando soluciones desde nuestros territorios. Necesitamos que la COP16 reconozca y amplifique estas iniciativas locales que están generando impactos globales".
Esta perspectiva encontró eco en las palabras de Bibiana Aido, representante de ONU Mujeres en Colombia: "La juventud de nuestro país y el mundo han demostrado un liderazgo excepcional, movilizando recursos y proponiendo iniciativas sostenibles para el empoderamiento económico y la seguridad alimentaria. Es imperativo que los estados garanticen no solo la participación sino también la implementación de las perspectivas juveniles en la acción climática y ambiental".
RESULTADOS TANGIBLES Y COMPROMISOS CONCRETOS
La cumbre no se limitó a discursos inspiradores. Los participantes trabajaron intensamente en cuatro áreas críticas que definirán el futuro de la biodiversidad: Implementación del Marco Global de Biodiversidad: Se desarrollaron recomendaciones específicas para traducir los acuerdos internacionales en acciones locales efectivas; Intersección entre cambio climático y biodiversidad: Los jóvenes propusieron estrategias integradas que abordan ambas crisis de manera simultánea, paz con la naturaleza: Se establecieron marcos de trabajo para reconciliar el desarrollo humano con la preservación ecosistémica; y participación juvenil significativa: Se diseñaron mecanismos para asegurar que la voz de la juventud sea escuchada y respetada en todos los niveles de toma de decisiones.
EL CAMINO HACIA LA COP16 Y MÁS ALLÁ
El resultado más tangible de la cumbre fue la redacción de un manifiesto histórico que será presentado en la COP16. Este documento, traducido a múltiples lenguas locales para asegurar su accesibilidad, establece una hoja de ruta clara para la acción climática juvenil y ya contempla estrategias para la COP17.
La próxima COP16 será testigo de esta nueva generación de líderes ambientales que no solo demandan un asiento en la mesa de negociaciones, sino que ya están implementando soluciones en sus comunidades. El mensaje es claro: el futuro de la biodiversidad está en manos jóvenes, y esas manos están más que preparadas para el desafío.