"Seguimos caminando por esta trocha hacia la paz": Érika Calderón sobre su liderazgo con la Asociación Las Manuelitas
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Después de llegar al Cauca, hace 14 años, la lideresa social le ha apostado a trabajar, desde distintas organizaciones e iniciativas, en la integración de la perspectiva de género en la implementación del Acuerdo de Paz
«El silencio de los fusiles evidenció que el problema del conflicto no solo consistía en las armas», afirmó Érika Calderón, lideresa del Cauca. Si bien hay muchas problemáticas detrás de la guerra en Colombia, la joven ha trabajado por evidenciar e integrar la perspectiva de género en la implementación del Acuerdo de Paz de 2016. «Vimos la necesidad de juntarnos, mujeres firmantes y no firmantes, para apostarle a la construcción de paz con justicia social», añadió.
Érika Calderón es representante legal de la Asociación por la Paz y la Justicia Social Las Manuelitas y está vinculada en el proyecto «Cuidados para la paz. Somos para la vida», como coordinadora en Cauca. A pesar de que hoy es reconocida por ese trasegar en favor de la paz y de las mujeres, su camino empezó mucho tiempo atrás.
«En mi núcleo familiar, yo soy la única mujer e hija, por lo que me tocó vivir esas desigualdades —precisó Calderón—. Era yo la que asumía ciertas labores y con una mayor carga». Si bien en ese entonces no reconocía esas incomodidades desde el feminismo, al llegar a la universidad tuvo ese acercamiento teórico que le hacía falta desde movimientos de mujeres, estudiantiles, sociales y populares.
La cercanía con el movimiento social y popular fue mucho más estrecha cuando llegó al Cauca, hace 14 años. Si bien Érika es oriunda de Putumayo, hoy en día se considera caucana tras tejer unos lazos con las personas y el territorio que han sido golpeados por el conflicto, pero que también le apuestan a la paz.
La joven comenzó su proceso de liderazgo en temas de género en 2014, cuando se vinculó al Colectivo de Género María Cano. Tras generar espacios de conversatorios con mujeres firmantes, llega a Las Manuelitas en 2017 y «me dan esa responsabilidad de liderar y dar los primeros pasos como organización», puntualizó Calderón.
Los retos hacia la paz con enfoque de género
El camino hacia la construcción de paz está minado por distintas dificultades y, de acuerdo con Érika, «uno de los grandes desafíos es mantener la asociación en términos organizativos». Algunas de sus compañeras en Las Manuelitas no pueden tener la misma constancia que las demás, debido al tema de inseguridad que atraviesa el departamento.
La representante de la organización también ha evidenciado la falta de oportunidades que sufren, en especial, las firmantes de paz. «Tras la carga de ser mujer se le adiciona la estigmatización», explicó la lideresa y manifestó que esa situación cierra algunas puertas para tener una reincorporación exitosa, especialmente, en el ámbito laboral.
Con respecto al proyecto «Cuidados para la paz. Somos para la vida», del que hoy hace parte la asociación, Calderón mencionó la necesidad de avanzar en reconocer el cuidado como una labor remunerada. «Todavía no hemos podido tener esa sostenibilidad, ni socialmente, ni en la organización», señaló la joven, que ha trabajado por cambiar ese paradigma y ver el cuidado de manera integral.
A pesar de esos retos, Érika y sus compañeras le apuestan a la transformación de esas desigualdades sociales. «Fueron otras mujeres las que me impulsaron, me dieron la mano y me acompañaron en este proceso de liderazgo», detalló la coordinadora del Cauca que cree firmemente en la reconciliación, el diálogo y en pensarse caminos alternativos a la violencia.
Aunque el sendero que está recorriendo está lleno de dificultades, «seguimos caminando por esta trocha hacia la paz». En ese trasegar, Érika no está sola. No solo la acompañan aquellas mujeres que la impulsaron y la inspiraron, sino también aquellas a quienes admira: «resalto su valentía, su resiliencia y en particular esa decisión política de dejar las armas y apostarle a la paz».
Sobre el proyecto
El proyecto «Cuidados para la paz. Somos para la vida», tiene como objetivo generar espacios seguros para lo cual contempla una serie de acciones orientadas a reconocer el cuidado como un derecho humano, a la prevención y atención de violencias contra niños, niñas, adolescentes y jóvenes (NNAJ); a mejorar el acceso de las mujeres a mecanismos de protección frente a las violencias basadas en el género (VBG) y a proponer espacios de encuentro alrededor del cuidado y la crianza.
Este trabajo se desarrolla en conjunto entre ONU Mujeres y UNICEF, con recursos del Fondo Multidonante de las Naciones Unidas para la Paz, a través de la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad (LIMPAL) y Juntos Construyendo Futuro (JCF) y en articulación con la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN), el Consejo Nacional de Reincorporación (CNR) Componente Comunes y la Misión de Verificación de Naciones Unidas.