‘Libres de miedo’: poniendo fin a la violencia contra las mujeres

Declaración conjunta para el Día de los Derechos Humanos de los Directores Ejecutivos de UNFPA, ONU Mujeres, y del Administrador del PNUD

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Los seres humanos nacen libres e iguales, tanto en derechos como en dignidad. Este es el principio fundamental proclamado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948.

Un 10 de diciembre de hace casi 70 años, las Naciones Unidas adoptaron la Declaración Universal de Derechos Humanos, primera afirmación de la “más alta aspiración de las personas comunes”, incluyendo la “promoción del respeto universal y el cumplimiento de los derechos humanos y de las libertades fundamentales”, y “… un mundo en el que los seres humanos gocen de libertad de expresión y de creencias, que vivan libres de miedo y teniendo las necesidades básicas cubiertas”.

En este Día de los Derechos Humanos, último día de la campaña mundial 16 Días de activismo contra la violencia de género, reafirmamos las arraigadas conexiones entre el derecho a vivir sin miedo, sin pasar necesidades y eliminando la violencia de género, y decimos: Es hora de cambiar el curso de la violencia contra las mujeres y de ponerle fin.

El creciente movimiento por parte de las mujeres y de los hombres en aras de terminar con la impunidad de los abusos sexuales y de crear conciencia de sus consecuencias perdurables, nos ha mostrado cómo la determinación para el cambio se origina con la concientización. Además, con la unidad del propósito se consigue la fuerza para lograrlo.

La Declaración enfatiza la inclusión del esfuerzo, incluyendo “a todas las personas y todos los órganos de la sociedad” en la meta por garantizar el cumplimiento de los derechos. Reconocemos el valor de los ciudadanos comunes que hacen cosas extraordinarias —tanto mujeres como hombres— que se arriesgan defendiendo los derechos y el acceso a la justicia, así como de la sociedad civil y de los medios que amplifican esos llamamientos y hacen mucho por hacer que los gobiernos observen los estándares más altos.

En todo el mundo y en todos los países, las mujeres y las niñas todavía luchan por gozar plenamente de sus derechos humanos, incluso por ser consideradas como seres humanos. La violencia contra las mujeres y las niñas quizá es la manifestación más evidente de los profundos desequilibrios de poder en nuestras sociedades y de las vulnerabilidades y limitaciones que los acompañan, en especial para los más marginados y sobre todo en contextos de crisis, cuando la vulnerabilidad está en su punto máximo y la protección en su nivel más bajo. Defender los derechos de las mujeres y de las niñas significa comprender y atender esos efectos de manera holística.

En el mundo, una de cada tres mujeres ha sido víctima de violencia física o sexual, muy a menudo por parte de un compañero íntimo. Casi 750 millones de mujeres y niñas vivas hoy se casaron antes de cumplir los 18 años, y más de 200 millones han experimentado la mutilación genital femenina. Más del 70 por ciento de todas las víctimas de tráfico humano del mundo son mujeres y niñas, y tres de cuatro de esas mujeres y niñas traficadas han sido violadas. Esto debe terminar.

Hoy nosotros, los directores ejecutivos del PNUD, UNFPA y ONU Mujeres hacemos un llamamiento conjunto para eliminar la violencia contra las mujeres y las niñas y para garantizar todos los derechos, incluso los derechos reproductivos, para todas las mujeres del mundo.

Sabemos qué debe hacerse. La Declaración plasmó los principios fundamentales de igualdad, no discriminación, participación y rendición de cuentas para garantizar que las mujeres gocen plenamente de sus derechos humanos. Ello significa trabajar para abolir las más de 155 leyes que discriminan contra las mujeres, promulgando nuevas leyes que garanticen su igualdad y empoderamiento. Significa centrarse en la prevención de la violencia trabajando con los jueces, la policía y los hombres, así como con las organizaciones de mujeres y grupos de jóvenes, eliminando estereotipos y actitudes discriminatorias. Significa apoyar los servicios para las sobrevivientes de la violencia, incluidos espacios seguros y apoyo psicológico en los contextos humanitarios y frágiles. En conjunto llegamos a millones de mujeres y niñas, hombres y niños, con el mensaje de que la violencia sexual y de género nunca es aceptable, y es destructiva tanto para el potencial de nuestra sociedad como de las personas. 

La ONU también trabaja sobre los derechos de nuevas maneras en varios sectores y ofrece esperanza. En septiembre ayudamos a crear la Iniciativa Spotlight, un esfuerzo de colaboración con la Unión Europea para eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas para 2030, en cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Se centra en especial sobre la violencia doméstica y familiar, la violencia sexual y de género y otras prácticas dañinas, el feminicidio, el tráfico de los seres humanos y la explotación laboral. A través de esta iniciativa trabajaremos conjuntamente con los sectores público y privado para fortalecer las leyes y garantizar su cumplimiento, para cambiar las normas sociales que apuntalan y perpetúan esos abusos y para apoyar el empoderamiento de las mujeres.

Al reclamar los mismos derechos para todas las personas, la Declaración Universal de Derechos Humanos sentó las bases de un mundo basado en los mismos derechos y oportunidades para las mujeres, los hombres, las niñas y los niños. La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible tiene como objetivo completar el proceso en menos de 13 años. Su concepto esencial de no dejar a nadie atrás es, en última instancia, una promesa para y por los que gozan de los derechos, y una poderosa obligación para los garantes de los mismos. Será necesario que todos trabajemos juntos para garantizar que esos derechos se cumplan integralmente, de manera que sean gozados por todos.