Para las mujeres defensoras del medio ambiente en Colombia, rendirse no es una opción

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Cortesía: CREDHOS

A medida que las temperaturas alcanzan récords y los impactos del cambio climático se intensifican, las mujeres que defienden su tierra, el agua y los ecosistemas están pagando un alto precio. "He sufrido tres atentados contra mi vida por mi trabajo como defensora ambiental", dijo Yuli Velásquez, quien trabaja con las comunidades pesqueras del departamento de Santander, en el norte de Colombia.

“Protestamos contra las irregularidades en un contrato para la limpieza de la ciénaga de San Silvestre, para el cual una empresa de hidrocarburos entregó 5 mil millones de pesos”, explicó

Velásquez, quien es la presidenta de la Federación de Pescadores Artesanales, Ambientales y Turísticos del Departamento de Santander (FEDEPESAN).

Velásquez vive en Barrancabermeja, a menos de un kilómetro de la ciénaga de San Silvestre, donde creció pescando. Ella junto a varias personas de la comunidad se dedican a la pesca en los humedales y ríos cercanos, y desde hace un tiempo luchan porque las autoridades locales hagan pruebas en el agua y los sedimentos para detectar contaminación en sus aguas. “Ahora pescamos menos”, dijo Velásquez. “Este año hemos visto morir animales, incluso vacas y búfalos, peces y aves. Los manatíes antillanos están en vía de extinción y están muriendo por el agua contaminada, tenemos pruebas de todo esto”.

Velásquez comenzó a pescar cuando tenía cinco años, junto a su madre y abuelos. "Antes de los ataques, solíamos ir a pescar todos los días por la noche, porque ese era el mejor momento para pescar", compartió. Ahora, solo pesca tres veces a la semana, y solo durante el día. Los riesgos son demasiado altos. En 2020, Velásquez vivió el primer ataque en su hogar y ha sido testigo de otros ataques y amenazas contra mujeres de la comunidad, muchas veces frente a sus hijos.

En junio de 2024, Velásquez recibió el Premio de Derechos Humanos de Amnistía Internacional Alemania en nombre de FEDEPESAN, lo que le dio reconocimiento internacional. Junto a FEDEPESAN Yuli abandera la lucha por el cuidado del medio ambiente, por lo que ha interpuesto una acción popular contra la empresa de hidrocarburos por posible contaminación del agua y por poner en peligro el ecosistema.

Las amenazas contra la vida de Velásquez no han parado, y hoy en día no puede desplazarse sin un chaleco antibalas, un vehículo blindado y escoltas de seguridad.

El cambio climático y las defensoras ambientales

Foto: ONU Mujeres

El cambio climático impacta las vidas, la cultura y los medios de subsistencia de millones de mujeres y sus comunidades. Para 2050, el cambio climático podría empujar hasta a 158 millones más de mujeres y niñas a la pobreza.

Sin embargo, las defensoras de derechos humanos, los grupos feministas de base y las mujeres indígenas son frecuentemente marginadas en las negociaciones y la toma de decisiones sobre el clima. Cuando defienden su entorno, se enfrentan a acoso, intimidación y violencia. Las defensoras ambientales estuvieron visiblemente presentes con su resistencia en, al menos, una cuarta parte de todos los conflictos socioambientales en el mundo a enero de 2022, y en 81 de esos conflictos, fueron asesinadas.

Un nuevo informe de Global Witness muestra que, en 2023, se estima que 196 defensores y defensoras de la tierra y del medio ambiente fueron asesinados/as, y por segundo año consecutivo, Colombia fue clasificado como el lugar más peligroso para quienes defienden el medio ambiente, con un récord de 79 asesinatos.

Para las casi 100 mujeres pescadoras que hacen parte de FEDEPESAN, la pesca es una forma de vida, sustento y seguridad alimentaria. Para mitigar los crecientes riesgos debido a su activismo, frecuentemente cambian sus horarios y rutas para pescar y monitorear el agua.

“La pesca para nosotras significa preservar un legado ancestral, lo que nuestros abuelos nos enseñaron. Ellos solían decir: 'Si vivimos junto a la ciénaga, tenemos comida’”, explicó Velásquez.

“Con la pesca tenemos un trabajo garantizado, y en mi caso, he podido darles educación a mis hijos. Además, este trabajo nos permite cuidar el medio ambiente”.

La pesca contribuye a la seguridad alimentaria de las familias en esta zona. Después de quedarse con algunos peces para el consumo del hogar, las mujeres intercambian el resto para obtener ingresos y otros alimentos.

Biodiversidad, conservación y el papel de las mujeres

Velásquez y otras mujeres de la comunidad enseñan a las nuevas generaciones cómo cuidar el medio ambiente. Cuando vieron que se arrojaba basura al río y la ciénaga, comenzaron a concientizar a las comunidades cercanas sobre el compostaje y formas más seguras de eliminar los desechos. Ahora, ellas junto a la comunidad limpian la ciénaga de residuos sólidos tres veces al año.

“Mi abuela me enseñó desde niña a cuidar el río Magdalena”, explicó Velásquez. “Ella me decía, si cuidamos el río, tendremos comida, por eso no debemos tirar basura, ni usar formas ilegales de pesca, ni tampoco sobre pescar. Si voy a pescar y atrapo lo suficiente, me voy a casa, no pesco de más”.

Velásquez también enseña a sus hijos sobre la igualdad de género: “Tengo un hijo y una hija, y desde muy pequeños les enseñé que el trabajo doméstico es responsabilidad de todos y que actividades como la pesca pueden ser realizadas por igual tanto por hombres como por mujeres".

El sector pesquero artesanal tiene un gran machismo arraigado, y FEDEPESAN trabaja con hombres y mujeres para mejorar su comprensión sobre temas de género. “Hemos logrado reducir la violencia contra las mujeres, porque reciben educación y capacitación para ser conscientes de que la violencia en el hogar no es normal. Los hombres también han comenzado a valorar nuestro trabajo. Saben que podemos ser tan buenas o mejores que ellos en la pesca”, compartió.

Cómo trabaja ONU Mujeres con las defensoras ambientales

Yuli Velásquez hace parte de la iniciativa de ONU Mujeres, Mujeres cambiando su mundo, financiado por el Gobierno de Alemania e implementado junto al Gobierno de Colombia, en el departamento del Cauca y la región del Magdalena Medio. Este programa reconoce el trabajo de las defensoras ambientales y crea un entorno seguro y propicio para su defensa, protegiendo sus medios de vida. También trabaja con autoridades nacionales y locales para mejorar la protección de los derechos de las defensoras ambientales y facilitar su participación en la toma de decisiones.

Para ONU Mujeres, el programa es fundamental para la paz duradera en Colombia. “La crisis climática alimenta el conflicto, la agitación social y la migración. Las defensoras ambientales y de derechos humanos son lideresas en la primera línea de esta crisis”, dijo Bibiana Aído, representante de ONU Mujeres en Colombia. “El conocimiento local, la experiencia vivida y el liderazgo que estas lideresas deben estar en el centro de todas las decisiones tomadas a niveles local, nacional y regional para proteger el medio ambiente y mantener la paz”.

El programa ha generado esperanza para Velásquez, quien sueña con vivir en paz con la naturaleza: “Mi sueño como mujer y ambientalista es poder mostrar a mis nietos los lugares por los que hemos luchado tanto: mostrarles los manatíes y monos que he cuidado”.

Del 21 de octubre al 1 de noviembre, se llevará a cabo en Cali, Colombia, la COP16 de la Convención de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica (UNCBD), donde ONU Mujeres organizará un evento paralelo titulado Defendiendo a las mujeres que defienden el planeta. El evento resaltará el papel importante de las defensoras de derechos humanos ambientales como Yuli Velásquez, quienes dedican sus vidas a defender su tierra y proteger la biodiversidad.