Buscadoras de la verdad

Saber qué pasó con sus familiares desaparecidos en el marco del conflicto, ese es el propósito de Luz Dary Pineda, Yaneth López y Clara Rondón. En la conmemoración de los 20 años de la resolución 1325 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, les damos la palabra. Testimonios de tres mujeres que exigen verdad y no repetición.

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Créditos: Sisma Mujer

Las mujeres son fundamentales para avanzar hacia la justicia y la paz, sin ellas la resolución de los conflictos alrededor del mundo no es duradera. De acuerdo con el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, está comprobado que cuando las mujeres participan activamente en los acuerdos de paz, estos duran 15 años o más. 

Para avanzar hacia la consolidación de la paz, ONU Mujeres, como agencia líder, y ONU Derechos Humanos con el apoyo del Fondo para la Paz – PBF por sus siglas en inglés y ONU Derechos Humanos- implementó recientemente en el departamento del Meta el Modelo Territorial de Garantías de No Repetición y de Empoderamiento de Mujeres y Jóvenes para su acceso al Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición – SIVJRNR, de la mano con la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas, Sisma Mujer y la Asociación de Mujeres Desplazadas del Meta, Asomudem. Hoy, en el marco de la conmemoración de la resolución 1325 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que habla de la importancia de las mujeres en la resolución de conflictos alrededor del mundo, ONU Mujeres pone en el centro a las mujeres que buscan incansablemente a sus familiares desaparecidos en el conflicto interno armado colombiano y que gracias a este proyecto han podido acceder al Sistema Integral de Justicia, verdad y reparación. Buscando que estas historias no se repitan. Han sido 117 mujeres, todas empoderadas y resilientes, las que han exigido a través de cuatro informes sobre desaparición forzada y violación sexual, presentados el 25 de junio ante la Justicia Especial para la Paz (JEP), justicia para ellas y sus familiares para avanzar hacia un escenario en el que la paz sea la constante.

Los cuatro informes fueron posibles gracias al acompañamiento jurídico y psicosocial que desde el proyecto se les previó a las mujeres en las sesiones preparatorias de los documentos. Además, las mujeres pudieron contar sus historias, hacer catarsis y entender los procedimientos jurídicos necesarios para la elaboración de estos documentos confidenciales que se suman a procesos de investigación, en este caso, de desaparición forzada en el marco del conflicto. 

A través de esta iniciativa, las mujeres han podido acceder al Sistema Integral de Justicia, situación que, comentan, no hubiera sido posible de otra manera, pues muchas de ellas no se asumían como víctimas del conflicto armado. Además, el proceso ha posibilitado que familias enteras se unan en la búsqueda de sus familiares desaparecidos, abonando así el camino de la solidaridad que, como dicen ellas, es el único que las puede llevar a algún día a saber el paradero de sus seres queridos. 

 

“Los paramilitares se lo llevaron hace 14 años”: Luz Dary Pineda

Fue el 13 de octubre del 2006 a las 6:50 p.m. la última vez que Luz Dary Pineda, quien vive en Vista Hermosa, Meta, habló con su hermano Luis Fernando: “Te amo mucho, hermanita, te amo mucho. Cuídese mucho. Hermanita, váyase del pueblo porque la van a matar a usted también. Y yo le dije: hermanito, dígame dónde está. Y luego escuché un ruido, como si fuera dentro del agua y la voz de un hombre que dijo: Pedro, dale, dale. No lo deje, no lo deje. Y mi hermano me dijo: chao, hermanita, chao, hermanita”.

Según cuenta Luz Dary, su hermano fue desaparecido a manos de los paramilitares que operaban para ese entonces en el Meta: “en ese tiempo me dijeron que ellos lo habían tirado al río y que no lo buscáramos más porque corría mi vida peligro”. 

Luis Fernando tenía 18 años cuando desapareció. Su hermana lo recuerda como un muchacho alegre y como “su fiel compañero”. “El flagelo de su desaparición ha sido una de las cosas más difíciles que he tenido que vivir. Y no solo yo. Aquí en Vista Hermosa son muchas las familias con desaparecidos en el marco del conflicto. He hecho de todo para encontrarlo, incluso le he pagado a pescadores para que lo busquen en el río, pero ha sido inútil”.

Cuenta Luz Dary que haber participado de los informes que presentaron ante la JEP junto a otras mujeres del departamento del Meta, le posibilitó contar, por primera vez y ante varias personas, la historia de su hermano: “hablar sobre su desaparición nunca ha sido fácil para mí, casi no me atrevía a hablar de eso. Para mí fue muy duro ese espacio, pero muy sanador porque me desahogué. Mi vida cambió de alguna manera y siempre estaré agradecida con esa oportunidad”. 

Luz Dary, quien también fue víctima de secuestro por parte de la guerrilla de las Farc, recuerda que los espacios que propiciaron los informes entregados a la JEP también posibilitaron que hablara “de mi secuestro. Yo no hablaba de eso en ningún lado con nadie. Me daban muchísimos nervios y comenzaba a imaginarme cosas malas”. 

Sobre su secuestro, cuenta Luz Dary, “fueron 18 días los que pase retenida, No sé por qué me liberaron, quizás porque siempre guardé mucho silencio. Un día me dieron un papel con unas coordenadas y me dejaron ir advirtiéndome que durante dos meses no podía salir de la casa ni yo ni mi familia”.
A los paramilitares que desaparecieron a su hermano, cuenta, los vio frente a frente hace ya varios años: “en el momento que los tuve frente a mí y supe quiénes eran Dios no me dejó sola y me cuidó en ese instante y pude hablarles sin rencor. Es días dejé las cosas en manos de Dios, que los juzgué él”. 

 

“Aprendí a defender mis derechos”: Yaneth López

Yaneth López tiene 39 años y vive en Vista Hermosa, Meta. Creció afrontando la ausencia de dos de sus hermanos: Wilson López Londoño y Fredy Londoño Ramírez, ambos desaparecidos. Cuenta Yaneth, que su hermano Wilson fue desaparecido hace 30 años recién volvió a casa después de haber prestado servicio militar obligatorio: “él volvió con ese corte que le dicen “corte militar”. Un día fue al río Peñalisa y unos tipos se le acercaron y le dijeron que pasara una canoa al otro lado del río, él se negó entonces le dijeron que tenía que irse, sospecharon de él por el corte de pelo que tenía. Él volvió ese día a la casa y le dijo a mi mamá lo que le había pasado y ella salió a buscar plata prestada para que se fuera. Nunca más volvimos a saber de él. Y pues si lo amenazaron y no volvió uno qué puede pensar que le pasó... Él fue el primer desaparecido de la familia. Tenía 18 años”. 

“Mi otro hermano, el menor, desapareció en el 2003. Tenía 15 años. Ese año hubo un gran enfrentamiento entre los grupos armados ilegales en el pueblo, creíamos que eran soldados, pero no, había hombres encapuchados de negro. En la mitad de la calle cogieron a mi hermano, pensaron que era guerrillero. Eso fue en el mes de octubre. Han pasado 17 años sin saber absolutamente nada de él”, cuenta Yaneth. 

Ella recuerda que su madre, quien ya falleció, siempre guardó la esperanza de encontrar a sus hermanos: “ella se tardó mucho tiempo en comprender que éramos una familia víctima de desaparición forzada. Cuando tomó consciencia hizo todas las gestiones de denuncia en la Fiscalía y demás entidades, muy callada, en silencio, no le contó a nadie porque creía que la seguían siempre”.  

“Mi mamá murió deseando tener unos cuerpos que llorar. Es terrible no poder ir a un cementerio a llorarlos, a desahogarse, ¿cómo hacemos el cierre de ese dolor si no los hemos encontrado?”, cuenta entre lágrimas Yaneth. 

Sobre su participación en los informes que se presentaron ante la JEP, Yaneth asegura que “aprendí a defender mis derechos. No sé qué pase con esos informes, pero estoy segura de que para muchas como yo fue muy sanador hacer parte de todo el proceso porque fue darnos cuenta que no estamos solas, que como nosotras hay muchas víctimas. estoy muy agradecida con este proyecto que fue tan interesante, me dio esperanzas, ilusiones. Para mí como buscadora es muy alentador saber que hay más gente buscando conmigo”. 


“Siempre intento estar ahí cuando ella me necesita”: Clara Rondón

Clara Rondón ha sido la compañera de búsqueda de su madre Lucely Sánchez. Sus hermanos Rigoberto Ávila Sánchez y Luz Marina Rivera Sánchez, en el 2000 y 2012, respectivamente, desaparecieron en el Meta. Cuenta Clara que no tienen dudas en su familia que fue la guerrilla de las Farc quienes los desaparecieron. 

“Nosotras siempre hemos sido solo las dos, ella siempre me dice eso. Uno de niño no nota ni siente de pronto la tristeza o la preocupación de los papás porque no está muy pendiente de eso, como me pasó a mí cuando desapareció mi primer hermano. Mi mamá vive con mucho miedo de repetir la historia conmigo. De pequeña siempre me recalcaba que no fuera a coger el camino de mis hermanos porque en algún momento ella pensó que habían sido reclutados. Ahora está muy alerta también con mi hermano de 14 años, no vive tranquila pensando que algo semejante le va a suceder. Sentir o saber que ella está así me hace sentir muy triste, es un sentimiento que no puedo evitar. Siempre intento estar ahí para cuando ella me necesita”.

Junto a su madre, Clara ha participado de los informes ante la JEP, una oportunidad que, cuenta, fue muy conmovedora y grata: “hemos estado muy pendientes de todo el proceso con los informes. Es una gran oportunidad de obtener información que de otra manera no podríamos tener, especialmente sobre el tema de nuestros derechos como víctimas. Los informes nos dieron una luz de esperanza de que se puede hacer algo, que quizás encontremos a mis hermanos. Estamos esperando a ver qué más pasa. Nos hemos sentido apoyadas y eso no tiene precio en medio de la tragedia de la desaparición”. En el mundo, aún hay 2.000 millones de personas viviendo en países en conflictos armados, según el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas,  ONU Mujeres hace un llamado para que continuemos aunando esfuerzos que garanticen mayor participación de las mujeres en las mesas de negociaciones, rompamos la barrera estadística que entre 1992 y 2019 las mujeres sumaban solo el 13% del total de negociadores, el 6 % de los mediadores y el 6 % de los signatarios de los principales procesos de paz, dejando aún un largo camino por recorrer para la inclusión efectiva de las mujeres en la resolución de los conflictos armados.


Créditos: Sisma Mujer 

  

 
 

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