Foro Mujeres, Paz y Medio Ambiente: Las mujeres construimos paz y defendemos el territorio

El pasado 24 de mayo se llevó a cabo este espacio para el fortalecimiento de estrategias de protección y defensa del territorio, organizado por la Asociación de Mujeres Afrodescendientes del Norte de Cauca -ASOM- con el apoyo de ONU Mujeres, la Corporación Ensayos, el Fondo Multidonante de las Naciones Unidas para el Sostenimiento de la Paz (MPTF) y el Fondo de Mujeres para la Paz y la Acción Humanitaria (WPHF)

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Crédito: ONU Mujeres Colombia

En este espacio acudieron 220 mujeres provenientes de los diferentes municipios del Norte del Cauca, pertenecientes a los diferentes procesos organizativos que se gestan en la región en torno a la defensa y reivindicación de los derechos humanos, étnicos y territoriales. En el foro se realizó una breve contextualización de la situación actual de la región nortecaucana, dando apertura a la intervención de las ponentes invitadas quienes desde sus trayectorias, conocimientos y amplia experiencia abordaron los temas centrales del foro: Minería ilegal extractivista, monocultivos y cultivos de uso ilícito, reflexionando sobre su impacto en la vida de las mujeres.

En primer lugar Paula Álvarez, politóloga con experiencia de trabajo con organizaciones sociales en temas de políticas públicas ambientales y rurales, manifestó que los monocultivos, específicamente el de la caña de azúcar, hacen parte de un modelo de desarrollo rural impuesto en países como Colombia, y de un  modelo agroexportador que busca la extracción de recursos naturales en territorios con riqueza como el Norte del Cauca, generando mayores dadivas a los inversionistas, y un detrimento de las comunidades asentadas históricamente en estos territorios. La politóloga expuso que en el Valle del rio Cauca existen alrededor de 250 mil hectáreas cultivadas con caña de azúcar y los principales productos elaborados con esta materia prima e hizo énfasis en algunos efectos del modelo de desarrollo rural mencionado, tales como la desaparición de los cultivos tradicionales de las comunidades ante la expansión del monocultivo, el desplazamiento y la violencia perpetrada en contra de las comunidades para dar apertura al monocultivo de caña de azúcar, las políticas estatales que han favorecido la producción azucarera en el país, el uso de agroquímicos y las afectaciones al agua, la contaminación a nivel ambiental, así como la profundización de las aguas subterráneas, las afectaciones de suelos y también al aire puesto que la afectación causada por la emanación de los gases producidos son perjudiciales para la salud de todos los seres humanos.

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Crédito: ONU Mujeres Colombia

Posteriormente, Ana Deida Sécue, mujer nasa del Resguardo indígena de Huellas Caloto, reconocida por su trabajo de liderazgo, intervino sobre los cultivos de uso ilícito, exponiendo situaciones y problemáticas desencadenadas en los territorios y comunidades por la proliferación de los cultivos de uso ilícito enfatizando en las afectaciones a las mujeres, la aparición del narcotráfico y la generación de otras problemáticas como la prostitución y la drogadicción, la imposición de un modelo de vida y de producción que no es propio y está caracterizado competitividad, el desconocimiento de la coca como planta sagrada para dentro de la cosmogonía indígenas, la contaminación de los alimentos por el uso de químicos y la generación de enfermedades. Además, se hizo énfasis en la necesidad de continuar en ejercicios de control que conduzcan a “la eliminación de las enfermedades que llegaron a los territorios por las sustancias que conminan la vida y a continuar asumiendo el reto de repensarse el territorio, no dejarse sacar, cueste lo que cueste, y no salir a desplazarnos a las calles”.

En tercer lugar, Francia Elena Márquez Mina, líder afrocolombiana, presentó un marco histórico retomando las vulneraciones a los derechos humanos, étnicos y territoriales que se han cometido contra las comunidades étnicas, especialmente contra las comunidades negras para la extracción de los recursos existentes en los territorios ancestrales, en relación con el racismo estructural que existe en Colombia. De esta manera se expuso que en el departamento del Cauca existen 237 títulos mineros y una política extractivista que ha generado miseria, empobrecimiento, falta de alimentos, destrucción de los territorios y debilitamiento organizativo y familiar; además de problemáticas como desapariciones forzadas, desplazamientos, estigmatización y violencia sexual. También se planteó que en el Norte del Cauca los títulos mineros se han entregado violando el derecho a consulta previa haciendo un llamado para entender la responsabilidad de juntarse en torno al cuidado del territorio, contra las prácticas que sólo ven en la tierra como una fuente de explotación y riqueza, resaltando que “el pueblo negro tiene una nuestra ancestralidad y unas prácticas propias, además de una conciencia plena de ser, no somos individuos somos colectividad”.

En el marco del Foro también se desarrolló una galería de la memoria distribuida en 3 estaciones: una por cada temática, con fotografías y narraciones de los impactos de cultivos ilícitos, monocultivos, minería ilegal sobre el tejido social comunitario y la vida de las mujeres, guiado por mujeres de ASOM y de los diferentes municipios, abordando aspectos contextuales, retos y alternativas o iniciativas que se han venido adelantando en los territorios. Esta sección consistió en un ejercicio reflexivo que permitió a las mujeres generar iniciativas y reflexiones en torno al rescate y defensa del territorio y todo lo allí inmerso.